Es legendario el vértigo que se siente al enfrentarse a un folio en blanco cuando se pretende escribir algo digno de ser leído. Yo he descubierto la manera de cerrar este abismo: así pues, basta con cortar la hoja por la mitad las veces que sea necesario, hasta que su tamaño no infunda ningún temor. Con la ventaja añadida de que a la hora de escribir acabas en un santiamén.
Fin
2 comentarios:
Y en ese espacio tan, tan pequeño tú eres capaz de escribir genialidades!
Besos, querido amigo.
Me gustó y me interesa mucho tu blog,me gustaría intercambiar enlaces contigo, ya que es muy parecido a mi blog, el mío es de microcuentos, visitame y conversamos, de hecho me guatría publicar algunas cosas tuyas , de a poco.
saludos
julio
solo microcuentos
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