Miré el cuenco de mis manos. Era el nido donde había sido depositado un huevo de cristal. El huevo eclosionó y apareció la luz, las estrellas, las galaxias; el universo entero. Se formó la tierra y se llenó de vida, y dentro estaba yo, mirando el cuenco de mis manos, todo en un instante, el tiempo que tarda un Big-Bang en ser consciente de que es un Big-Bang.
No hay comentarios:
Publicar un comentario