Bienvenid@s

Quiero compartir estas pequeñas historias, espero que las disfrutéis.
Saludos


1.3.09

Inpuntual, como siempre

Para cuando se quiso morir ya lo habían enterrado.


fin

15 segundos de gloria

A la edad de siete años, en el banquete que siguió a la comunión de mi primo Alberto, los mayores hablaban animadamente entre ellos y los pequeños estaban pendientes del primo y de sus regalos. Yo, que me sentía aislado y falto de cariño entre tanta gente conocida, no tuve otra ocurrencia que hacer palanca en la mesa con mis piernas y dejarme caer con la silla hacia atrás.
Mi estruendosa táctica tuvo efecto inmediato, se hizo un silencio absoluto y toda la atención recayó sobre mí, luego todos estallaron en una carcajada general al verme sonreír. Mi tía Julia me ayudo a levantar y se preocupó de mi incipiente chichón. Después todos siguieron como antes, pero yo me sentía feliz.

fin