Susana llevaba más de dos horas ahí, entre nerviosa y aburrida. En cuanto lo vio entrar por la puerta del bar su corazón empezó a palpitar de alegría y un agradable mariposeo se apoderó de su estómago. Él la saludo con una sonrisa, Susana se le acercó también sonriendo y pidió que le pasara un gramo.
fin